Mientras en este domingo, en nuestras comunidades y en nuestros templos, se aclama la realeza triunfante y eterna de Nuestro Señor Jesucristo, las lágrimas embargan nuestros corazones teatinos porque ha partido hacia la Casa del Padre celestial nuestro querido hermano, el P. Vincenzo Cosenza, C.R.
Desde hace algún tiempo – recibimos la comunicación oficial el 5 de noviembre de 2020 – el P. Vincenzo estaba hospitalizado, con un cuadro clínico complejo. El factor determinante y detonante de ese cuadro había sido, fundamentalmente, el COVID-19, unido a otras patologías subyacentes.
Verdaderamente, la noticia de su deceso nos llega como ese ladrón en la noche que deseamos no encontrar jamás. Sabemos que nuestro hermano teatino tiene la valija llena de fe esperanza y caridad, y la lámpara de las buenas obras con el aceite suficiente para entrar en el tálamo del Señor de la Vida y de la Historia. Confiamos que, en la infinita misericordia de nuestro buen Dios, así sea.
Hizo su primera profesión religiosa teatina el 14 de septiembre de 1960 y recibió la ordenación sacerdotal el 16 de octubre de 1968.
Entrañable hermano, dotado de una humanidad inquebrantable y de una formidable grandeza de espíritu, supo combinar en su vida la capacidad de conducción comunitaria, la sensibilidad literaria y la caridad pastoral. Formado en la Pontificia Universidad Gregoriana y en la Libera Università Maria Ssma. Assunta, las dos en Roma, cultivó con animo encendido la teología y la pedagogía, siempre dispuesto a tocar el corazón y a despertar el sentido de la fe – que podía prolongarse como reflexión vocacional, tanto cristiana como religiosa – en quien encontrara en su sendero. También supo asumir la tarea misionera, permaneciendo durante cuatro años en Holanda.
De su pluma se han cosechado diversos textos que pueblan el universo editorial teatino, como Io, Gaetano Thiene, prete, Vincenza, ISG, 1992; Lancillotto Avellino, Cinisiello Balsamo (MI), San Paolo, 2006; I nostri voli mancati, Rossano, Grafosud, 2012, e Diario di un viandante, Roma, Mancini, 2018.