S. Andrés Avelino, primer biógrafo del Beato Pablo Burali
Obispo de Piacenza, bajo pena de pecado mortal.
Nombrado obispo de Piacenza, fue advertido por el cardenal de Pisa, quien le aconsejó que no insistiera en su renuncia y le dijo que no conseguiría nada, porque Pío V le exigía resueltamente que aceptara la dignidad episcopal.
Sin embargo, dicho Padre, se dirigió el mismo día directamente al Papa y quiso a toda costa declinar el honorable cargo, alegando muchas razones. He aquí la primera razón: «Santo Padre, no puedo aceptar esta carga porque no soy apto para gobernar almas». El Papa respondió: «Los ermitaños fueron elegidos del desierto y Dios les guió en el gobierno y les ayudó a llevar esta carga». El padre Burali continuó: «Estoy enfermo, Santo Padre, y no tengo salud suficiente para gobernar una diócesis». Pío V respondió que el Señor lo pensaría.
En tercer lugar, el tímido Padre dijo: ‘Santo Padre, usted dará escándalo al mundo. ¿Qué se pensará, sabiendo que no acepté los obispados ofrecidos por el rey Felipe que eran de menor valor, si acepto el de Piacenza que es de mayor renta?». El Santo Pontífice lo atajó: «Dejemos estos respetos humanos». Finalmente, Burali se defendió: ‘Santo Padre, no me haga infeliz toda la vida’. El Papa concluyó con autoridad: ‘Esto es demasiado. Te ordeno en virtud de santa obediencia y bajo pena de pecado mortal que no hables más’. El Padre rompe a llorar y no puede hablar. El Papa lo consoló diciéndole: «Levántate. Mañana (que era sábado) os prepararéis y pasado mañana seréis consagrados».
El domingo, el cardenal de Pisa fue a la iglesia de San Silvestre y lo consagró. Después, el que había rellenado las bulas a pagar se presentó al recién elegido. El Padre le respondió: ‘¿De dónde saco yo tantos scudi? Dile al Papa que se quede con el Obispado y las Bulas’. Al oír esto, Pío V ordenó que se le entregaran las bulas y, además, le envió quinientos escudos y le ordenó que se pusiera en camino.
Oración
Oh Dios, que has manifestado en el Beato Paolo Burali los múltiples y admirables caminos de tu llamada a la perfección cristiana, concédenos el consuelo de su celestial protección para seguirte de todo corazón. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
(se hace un pequeño silencio para pedir la gracia que cada uno lleva en su corazón)
Padre nuestro, Ave María y Gloria
Pensamiento del Beato Pablo Burali:
«Quien es de Cristo busque a Cristo, y búsquelo con corazón y libertad de espíritu. Sólo así el yugo de Cristo se hará ligero y suave, de lo contrario se lleva de mala gana y recalcitrante, sin que el alma pueda nunca alimentar la esperanza de respirar a la luz de la infinita bondad de Dios» .
QPRD