Juan Marinoni es enviado, junto a Cayetano, a fundar en Nápoles. Y allí estará hasta 1562. Su vida permanece silenciosa y escondida, llena de
humildad, pero rica de actividad y de bien. En el Confesionario curaba las almas, en los hospitales mitigaba los sufrimientos del cuerpo. Visitaba las cárceles y a los condenados a muerte. San Andrés Avelino escribe de él en una carta: “No perdía nunca el tiempo, no se sentía decir de él una palabra ociosa, sino que hablaba siempre fructuosamente”. Preguntado cómo hiciese para hallar tiempo para todo, y en particular para preparar la predicación, Marinoni respondió: “Yo ruego a Dios que me inspire aquello que tengo que hacer para la salvación de mi alma, y aquello digo a los otros”. Marinoni predicaba con gran espíritu y fervor.
humildad, pero rica de actividad y de bien. En el Confesionario curaba las almas, en los hospitales mitigaba los sufrimientos del cuerpo. Visitaba las cárceles y a los condenados a muerte. San Andrés Avelino escribe de él en una carta: “No perdía nunca el tiempo, no se sentía decir de él una palabra ociosa, sino que hablaba siempre fructuosamente”. Preguntado cómo hiciese para hallar tiempo para todo, y en particular para preparar la predicación, Marinoni respondió: “Yo ruego a Dios que me inspire aquello que tengo que hacer para la salvación de mi alma, y aquello digo a los otros”. Marinoni predicaba con gran espíritu y fervor.
P. Ambrosio Cots, CR
Postulador General.
03 diciembre 2022
Roma
Roma
ORACIÓN
Oh Dios, que hiciste del Beato Juan Marinoni un eximio imitador de tu Hijo, mediante la contemplación del misterio de la cruz, concédenos por su intercesión, además de la gracia especial que ahora te pedimos, que sigamos, movidos por su ejemplo, las huellas de Cristo, para conseguir los frutos de la redención. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oh Dios, que hiciste del Beato Juan Marinoni un eximio imitador de tu Hijo, mediante la contemplación del misterio de la cruz, concédenos por su intercesión, además de la gracia especial que ahora te pedimos, que sigamos, movidos por su ejemplo, las huellas de Cristo, para conseguir los frutos de la redención. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
(se hace un silencio pidiendo la gracia que se desea obtener)