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5to Domingo de Cuaresma – Reflexión del Diác. David Arroyo Alonso, C.R.

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Mar 20 2021

Actualidad

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El Diac. David Arroyo Alonso, C.R. nos invita a reflexionar en este 5º Domingo de Cuaresma sobre: “Un amor entregado. El amor al mundo es salir de sí hacia los otros”. Fundamentado en el Evangelio de hoy, que nos propone que la “Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado”; y apoyándose en las bases del artículo 87-88 de la Carta Encíclica Fratelli Tutti, del Papa Francisco: 

Hermanos y hermanas, estamos celebrando el quinto domingo de cuaresma, los últimos días de preparación a la Pascua. Y en estos domingos, del año B, el evangelio de Juan nos ha acompañado con un tema muy interesante: presentar el significado de la Pascua para Jesús. ¿qué es la Pascua? ¿cómo veía Jesús este acontecimiento?

En el tercer domingo de cuaresma, Jesús hablaba de destruir el Templo y de levantar uno nuevo: su Cuerpo. Nos habla de destruir todo lo que impide acercarse a Dios, y de crear nuevos vínculos y relaciones con los otros y con Dios: Pascua es Reconstruir.

En el pasado domingo, el cuarto, encontrábamos el significado más profundo de la Pascua, es la máxima expresión del amor de Dios hacia el hombre. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su único Hijo. Nos invitaba a contemplar este misterio con nuevos ojos, los ojos de la fe para experimentar su presencia en nuestras vidas: Pascua es Re-visar.

Y en este domingo nos habla de la Pascua que es cercana. La hora está ya cerca, los griegos y toda la humanidad quiere ver a Jesús, están a la expectativa y Jesús habla que la hora ha llegado. La hora de la glorificación. Y aquí está nuestro tema: la Pascua para Jesús es la gloria de Dios.

La Gloria como el esplendor de algo, algo lujoso, potente. Y es verdad, y para Juan la gloria de Dios se manifiesta en la cruz. ¿cómo es que el esplendor de Dios se encuentra en la cruz, en el sufrimiento, en el dolor? Hoy estamos invitados a participar en esta paradoja: morir para vivir, perder para ganar.

Jesús nos pone un ejemplo concreto: así como el grano de trigo si no cae en tierra no muere y queda solo, así es quien está apegado a su vida, la pierde. Pero si el trigo muere da fruto, y así quien aborrece su vida para este mundo, la conserva para la vida eterna. La gloria de Dios está en la vida del hombre. Una vida que tiene sentido cuando se entrega en el amor. La gloria de Dios es cuando el hombre encuentra su vocación más profunda. El Papa Francisco, en su encíclica, Fratelli tutti, nos habla de esta vocación. Nos dice en el número 87, que el hombre está hecho de manera que no se realiza ni se desarrolla para encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás. En el encuentro con el otro el hombre crece, en la entrega hacia el otro, el hombre produce fruto. Donde más fuerte se encuentren estos vínculos de fraternidad, más y mejor vida encontramos. Este es el secreto de la paradoja de Dios: la vida no termina con la muerte, la vida que se entrega se transforma en una cosa mejor. Estamos hechos para el amor. En Resumen, la glorificación es entender la vida como un amor entregado, nuestro seguimiento hacia Jesús es amar, salir de nosotros mismos: Renacer. 

Aquí está nuestro itinerario cuaresmal: Reconstruir-Revisar-Renacer.

Hermanos y hermanas, ¿cuál es el sentido de celebrar la Pascua hoy 2021? Creo que la invitación es muy clara y muy fuerte.

Sin lugar a dudas hoy estamos pasado por momentos muy difíciles. Hablar de la muerte hoy tiene un sentido muy especial. Todos hemos un amigo, un vecino, una persona querida, un familiar que en medio de esta pandemia Dios los ha llamado ante su presencia. Es difícil de verdad. ¿se puede hablar de vida en medio de esta pandemia? Claro que sí. Jesús nos enseña que no hemos perdido a esa persona querida. No. La vida ha vencido. Jesús ha vencido a la muerte. 

Esta pascua es diferente para todos. Es especial porque renovamos en nuestras vidas la victoria de la vida. Somos portadores de esta vida. Tomemos la fuerza en Dios para poder experimentar su vida en nosotros. Nuestros seres queridos aún viven, no los hemos perdido, ellos han sido granos y han producido y producirán mucho fruto.

La pascua para nosotros debe tener el mismo significado que la pascua de Jesús: nuestro Dios es el Dios de vida que vence la muerte.

Vivamos estos días de cuaresma que quedan creciendo en la fe.