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Pablo Burali d’Arezzo

Escipión Burali d’Arezzo, hijo de Pablo y de Victoria Olivares, nació en Itri (Gaeta, Italia), en 1511. Habiéndose laureado en derecho civil y canónico en la Universidad de Bolonia, desarrolló su actividad forense con esmero y rectitud en Nápoles. El virrey lo nombró Real Consejero del Estado, dado el prestigio que Escipión Burali tenía en el ambiente judicial.

Sin embargo, otros foros serían los que la Providencia le tenía destinados. En aras de una mayor perfección de vida Escipión dejó su oficio de funcionario real, para embarcarse hacia otras playas, las de clérigo regular teatino. Tenía 46 años. Ingresó en 1557 a la Casa Teatina de San Pablo el Mayor de Nápoles. Profesó en la Orden Teatina el 2 de febrero de 1558, asumiendo el nombre de «Pablo». Tuvo como Maestro de Novicios al Beato Juan Marinoni y como connovicio a San Andrés Avelino, quien nutría mucho respeto por Pablo Burali, reputándolo más noble, más docto y virtuoso que él.

Por su parte, San Pío V lo nombró el 23 de junio de 1568 obispo de Piacenza (Italia) y en el Consistorio del 17 de mayo de 1570, lo creó Cardenal con el título de Santa Pudenciana.

En Piacenza se prodigó para llevar a la práctica las reformas propuestas por el Concilio de Trento. En esta tarea contó con la ayuda de San Andrés Avelino. Fundó el Seminario Conciliar diocesano y se empeñó en renovar el clero de su diócesis, para lo que también llamó a los Clérigos Regulares Teatinos, a fin de que lo asistieran en esta tarea. Como distintivo de su ministerio episcopal junto a la preocupación que siempre tuvo por la formación del clero, se recuerda el interés por la santificación del laicado, lo que lo llevó a impulsar la catequesis y la organización de distintas asociaciones de fieles. Otra faceta de su labor viene configurada por la atención a los pobres, a las personas marginales y a la conservación de las costumbres cristianas en su jurisdicción diocesana.

Gregorio XIII lo transfirió a la sede arzobispal de Nápoles, en 1576. Aquí también hizo gala de su espíritu reformador, de manera tal que el Card. Ascanio Filomarino, un siglo después, podía afirmar que Pablo Burali «puso en su lugar la dignidad y la jurisdicción arzobispal con la fuerza y el ejemplo de su santidad de vida y con la intrepidez que en más de una ocasión mostró». En la ciudad partenopea lo encontró la muerte el 17 de junio de 1578. En San Pablo el Mayor descansan sus restos. Fue beatificado por Clemente XIV el 17 de mayo de 1772. Su fiesta se celebra el 17 de junio.