San Andrés Avelino, primer biógrafo del Beato Pablo Burali d’Arezzo
HUMILDAD
Fue un gran amigo de la pobreza y de la humildad. Dio siempre pruebas claras de estas dos virtudes incluso cuando era laico.
Hablemos de la humildad. Cuando ocupaba el cargo de Consejero Real, a menudo le veía ir andando al Consejo con un solo criado, que llevaba consigo un jamelgo blanco para el viaje de vuelta.
Todos los sábados acudía a la iglesia de S. Paolo para confesarse con el padre Don Giovanni Marinoni: si por casualidad su confesor estaba ausente, permanecía humildemente apartado en un rincón, esperándole a veces hasta la una de la madrugada durante el invierno.
Los domingos por la mañana temprano acudía a comulgar, asistía a misa y regresaba a su casa.
Cuando entraba en el monasterio, manifestaba siempre una modestia extrema, se consideraba «vil» y no le agradaba en absoluto que se le expresaran signos de estima. Esto ocurría a menudo entre él y yo.
Oración
Oh Dios, que manifestaste en el Beato Paolo Burali los caminos multiformes y admirables de tu llamada a la perfección cristiana, concédenos el consuelo de su celestial protección para seguirte de todo corazón. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
(se hace un pequeño silencio para pedir la gracia que cada uno lleva en su corazón)
Padre nuestro, Ave María y Gloria
Pensamiento del Beato Pablo Burali:
«Y si todos los hombres del mundo tienen necesidad de la virtud de la humildad, mucho más la tienen los Prelados y especialmente los Eclesiásticos, que, cuanto más grandes son, mayor y más peligrosa es la cuenta que han de rendir».
Q. P . R . D.