Nuestra Espiritualidad
Jornadas de oración con María, Nuestra Señora de la Pureza
Virgen de la Pureza. Así se llamaba a una antigua imagen de la Virgen que uno de los reyes de Aragón regaló a la noble familia napolitana de Bernardo de Mendoza. Trasladada el 7 de septiembre de 1641, con gran pompa, a la iglesia teatina de San Paolo de Nápoles, su devoción creció hasta tal punto que se pidieron copias de la imagen milagrosa de toda Italia y del mundo, incluso de los lugares más remotos. El primer ejemplar fue llevado por el padre Caracciolo a la iglesia de Sant Andrea della Valle (Roma) en 1647, donde fue coronada solemnemente por el Capítulo Vaticano el 7 de diciembre de 1648. En 1646 la comunidad de Nápoles la tomó como patrona del convento, y en 1647 con decreto especial del Capítulo General fue declarada patrona de toda la Congregación”. (P. Rullan, Semblanza de la Orden de Clérigos Regulares, Barcelona, ??1946).
La importancia de esta devoción llega hasta incluir un artículo en nuestras Constituciones que nos recuerda que esta característica de nuestra espiritualidad nos define:
“Cada uno de nosotros debe procurar rezar el Oficio parvo o Rosario de la Santísima Virgen María. Esto nos lo exige la profunda devoción que todos debemos tener por la Santísima Virgen, patrona principal de nuestra Congregación bajo el título de Pureza y modelo y protector de toda la vida cristiana” (Const. Art. n. 52).