Les saludo hermanos deseando como siempre que la espera y la escucha del Resucitado sea nuestra alegría.
Hemos vivido días maravillosos preparándonos en el tiempo cuaresmal para llegar a la Pascua. La Palabra de Dios, la liturgia y todo el ambiente nos provoca afirmar que Cristo ha resucitado. A su vez esta afirmación nos sigue invitando a ser anunciadores de la Buena Noticia.
Lo que nos preguntamos hoy es, cómo hacerlo en este mundo que nos ha tocado vivir. En donde algunos no creen o sencillamente son indiferentes o el tema de la fe resulta lejano a su acontecer diario. Podemos agregar mucho más pero sé perfectamente que saben bien los contextos sociales que tenemos en nuestras sociedades.
Busquemos como María Magdalena lo que nos hace falta, lo que nos han quitado; a ella le han quitado a su Señor y aunque lo vio morir no se conforma y sale de madrugada a buscarlo en donde se supone fue la ultima vez que lo vio aunque muerto. Qué locura!! buscar a su maestro incluso en la muerte. Busquémoslo incluso desafiando, aventurándonos sin saber que nos depara como esta mujer, mas con el único deseo de encontrarlo. Lo que nos dice el Evangelio es que encontró la vida, encontró al Resucitado.
Hermanos nuestra gran misión es ser testigos del Resucitado y profetizar en medio del mundo. En medio de este mundo que a pesar de las situaciones de muerte que encontramos, desde la más sencilla como las dudas de fe hasta las más complicadas desatadas por diferentes circunstancias, podamos testimoniar y profetizar al Resucitado que genera vida, que todo hace florecer, que es la luz que nunca se extingue.
¡¡Mis queridos hermanos, les deseo de todo corazón feliz Pascua!!
¡¡Cristo ha Resucitado!! ¡¡Verdaderamente ha Resucitado!!
Dado en México, Ciudad de México a los 12 días del mes de abril de 2019
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- Salvador Rodea González, C.R.
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