La Orden de los Clérigos Regulares Teatinos fue fundada por S. Cayetano, Juan Pedro Carafa (después Papa Paulo IV), Bonifacio de Colle y Pablo Consiglieri, el 14 de septiembre de 1524. Una finalidad precisa les guiaba: no ser otra cosa que clérigos viviendo fielmente el Evangelio, ceñidos a los Sagrados Cánones y haciendo vida fraterna en común bajo los tres votos religiosos. Clemente VII dio la aprobación canónica oportuna a la Orden con los Breves Pontificios Exponi Nobis, del 24 de junio de 1524, y Dudum pro parte vestra, del 7 de marzo de 1533.
Apoyados en la Providencia de Dios, determinaron vivir de los frutos del ministerio pastoral y de los donativos que espontáneamente les ofrecieran los fieles, sin mendigar, ni poseer rentas fijas.
Institucionalmente, en 1588 se instituyó la figura del Prepósito General y en 1604 fueron publicadas por primera vez nuestras Constituciones.
Durante los siglos XVII y XVIII, la Orden Teatina se desarrolló y expandió, promoviendo y conduciendo misiones evangelizadoras en las regiones circundantes al Cáucaso y en el sudeste asiático.
Un nuevo amanecer para la Orden Teatina se produjo cuando en 1909 y 1910, por voluntad del papa San Pío X, se fusionaron con nuestro Instituto los Hijos de la Sagrada Familia, de Cataluña (España), y la Congregación de S. Alfonso María de Ligorio, de Mallorca (España). En 1916 los Hijos de la Sagrada Familia se separaron y retomaron su autonomía. Aun así, la Orden Teatina surcó el siglo XX y llegó a los inicios de este siglo XXI con renovadas fuerzas.
Hoy se presenta como una pequeña compañía que busca ante todo el Reino de Dios y su Justicia.