“El ángel les dijo: no teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo
será para todo el pueblo» (Lc 2,10)
¡¡¡Te traigo una buena noticia!!!
Después de saludarnos o sin tener tiempo de saludarnos por la necesidad de darnos
una buena, una gran noticia ese seria el mejor tema de encuentro en este día de
Navidad.
No duda que eso es lo que nos quiso dejar en su carta san Cayetano cuando describe
esa noche en santa María la Mayor en su visión mística que la Virgen le entrega en sus manos al niño Jesús. Nos quiso decir que si verdaderamente estamos en
contemplación de ese misterio, si verdaderamente le hemos preparado a Jesús hecho
niño un espacio maravilloso con toda la sinceridad de nuestra vida para acogerlo,
entonces, no dudemos, Dios irrumpe en nuestra vida, Dios se te da.
Recordemos a los pastores que pasaban una noche especial, con sus dificultades;
puede ser que nosotros estemos distraídos por las preocupaciones del día a día y
tengamos la tentación de no darle posada al niño Jesús y a su familia, nuestra madre
María y su esposo san José; puede ser que como los magos estemos en búsqueda de
signos que nos regresen al camino de la fe. A pesar de todo, si hacemos un alto en
nuestro camino y contemplamos el misterio del nacimiento del niño Jesús y dejamos
que irrumpa en nuestra vida sentiremos su presencia salvadora.
Dios se vale de las cosas pequeñas para llamar nuestra atención, puede ser en los
seres queridos o amigos que no queremos ni mirar su rostro porque nos son molestos pero puede ser que en esos rostros esté presente nuestro Señor.
Les invito a que nos acerquemos al portal de Belén, que miremos con calma el
misterio, que miremos con pureza y sencillez y descubramos que esa es la buena
noticia, la gran noticia: Dios está presente en esa persona común, tan común que no
hemos sabido descubrirlo.Seamos pues testigos de alegría y misericordia seamos portadores de esta buena noticia y mostremos a los demás que el misterio de Dios con nosotros sigue aconteciendo día a día, basta abrir nuestro corazón y distinguir las señales de Dios.
Con sinceridad hermanos les deseo una ¡Feliz Navidad!
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P. Salvador Rodea González, C.R.
Prepósito General