S. Andrés Avellino, primer biógrafo del Beato Pablo Burali
Remendaba su ropa con sus propias manos
Cuando entró en el monasterio, le dieron una gran biblioteca repleta de obras de teólogos, escolásticos, moralistas, griegos y latinos, pocas de las cuales guardó en su celda. Sólo quería consigo una parte de la Suma de Santo Tomás, el Capreolo con las Cuestiones Disputadas y muy pocos libros más. Cuando terminaba un volumen, lo devolvía a la biblioteca y cogía el otro. Con sus propias manos, remendaba no sólo sus medias, gipponi y otras ropas, sino también sus zapatos y zapatillas. Le encantaba llevar ropa vieja. Cuando volvía de la embajada española, se quitaba la ropa nueva, que la ciudad le había comprado, y la devolvía al ropero, llevándose la ropa deshilachada que había dejado y que encontró intacta, porque estaba demasiado gastada y nadie había querido usarla.
Como no estaba sano y tenía el estómago delicado, no podía comer de todos los alimentos que se llevaban a la mesa común, pero nunca quiso que le dieran un par de huevos ni ningún otro alimento especial. Se contentaba con su platillo, si lo había, o comía pan seco. Esto es lo que hacía cuando era súbdito, y no cambió su estilo de vida cuando se convirtió en Prepósito.
Oración
Oh Dios, que has manifestado en el Beato Pablo Burali los múltiples y admirables caminos de tu llamada a la perfección cristiana, concédenos el consuelo de su celestial protección para seguirte de todo corazón. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
(se hace un pequeño silencio para pedir la gracia que cada uno lleva en su corazón)
Padre nuestro, Ave María y Gloria
Pensamiento del Beato Pablo Burali:
«En la vida religiosa uno se desprende del amor de los padres, de los hijos y de todos los parientes para comprender más profunda y libremente sólo a Dios, para que comprendiendo a Dios lo ame, y Dios esté con él y en él, negándose a sí mismo para adherirse a Dios. Para él morir es ganar y estar con Cristo».
QPRD