El Diac. Juan Miguel Tabares, C.R. nos invita a reflexionar en este 4º Domingo de Cuaresma sobre «Un amor cuidadoso. El amor al mundo acaricia todas las fragilidades con los cuidados”. Fundamentado en el Evangelio de hoy, que nos propone las palabras dirigidas por Jesús a Nicodemo: “Dios, amó tanto al mundo, que dio a su Hijo unigénito”; y apoyándose en las bases del artículo 115 de la Carta Encíclica Fratelli Tutti, del Papa Francisco:
«En estos momentos donde todo parece diluirse y perder consistencia, nos hace bien apelar a la solidez que surge de sabernos responsables de la fragilidad de los demás buscando un destino común. La solidaridad se expresa concretamente en el servicio, que puede asumir formas muy diversas de hacerse cargo de los demás. El servicio es «en gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo». En esta tarea cada uno es capaz de «dejar de lado sus búsquedas, afanes, deseos de omnipotencia ante la mirada concreta de los mas frágiles. […] El servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su proximidad y hasta en algunos casos la “padece” y busca la promoción del hermano. Por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas»”.