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Ordenación Sacerdotal del P. Julián M. Tarabini, C.R.

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Mar 20 2024

Actualidad

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En la tarde del sábado 16 de marzo de 2024, bajo el cielo bendito y la mirada atenta de los teatinos de corazón, el patio del Colegio San Cayetano de la Ciudad de La Plata se transfiguró en un santuario terrenal, impregnado de la esencia divina. La brisa suave parecía susurrar secretos sagrados, mientras la luz dorada del sol acariciaba con ternura las piedras centenarias del recinto. En este espacio consagrado, la Asamblea Santa se congregó en fervorosa comunión para elevar al Altísimo la acción de gracias por la ordenación sacerdotal del amado hermano, el P. Julián Tarabini, CR.

El corazón de la comunidad latía al unísono, impregnado de una profunda gratitud y expectación sagrada. Con cada paso que resonaba en el suelo sagrado, se tejía una sinfonía de devoción y esperanza, anticipando el momento trascendental que estaba por llegar. El P. Julián, envuelto en el manto de la gracia divina, se erguía con humildad y determinación, consciente del llamado supremo que había recibido de manos del Obispo Auxiliar de la Diócesis, Mons. Jorge E. González.

La Santa Eucaristía se convirtió en el lienzo donde se plasmaba el acto sagrado de la ordenación, donde las palabras del obispo resonaban como cánticos celestiales, impregnando el aire con la promesa de un ministerio consagrado al servicio de Dios y de su pueblo. Con la imposición de manos y la oración ferviente, el P. Julián recibió el sacramento del Orden Sacerdotal, ungiendo su alma con el sello indeleble del amor divino.

En este Año Jubilar Teatino, en el camino hacia el quinto centenario de la fundación de la Orden de Clérigos Regulares Teatinos, la ordenación del P. Julián adquirió un significado aún más profundo y trascendental. Como un faro resplandeciente en la noche oscura, su ministerio sacerdotal se erigía como un testimonio vivo del legado de San Cayetano y de la misión teatina en el mundo.

El lema que acompañó este momento sagrado, «Para alabanza y gloria de Su Nombre», resonó con una fuerza renovada, recordando a todos los presentes el propósito supremo de toda vocación sacerdotal: glorificar a Dios en cada palabra, en cada acción, en cada latido del corazón. En medio de la solemnidad y la alegría desbordante, el P. Julián se consagró como un instrumento dócil en las manos del Creador, dispuesto a llevar la luz del Evangelio a los rincones más oscuros de la humanidad.

El día siguiente, en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Boulogne, el P. Julián celebró su primera misa como presbítero, rodeado del amor y la bendición de su comunidad. Cada gesto, cada palabra, resonaba con la promesa de un amor incondicional, de un compromiso indeleble con el reino de Dios en la tierra.

Pero el camino de gratitud y celebración no terminaba ahí. En la majestuosa Basílica de Nuestra Señora de Luján, patrona de la Nación Argentina y titula de la Provincia Teatina, el P. Julián presidió la misa de acción de gracias, elevando su voz al cielo en un cántico de alabanza y reconocimiento a la Madre amorosa que guía cada paso de su camino.

En cada momento, en cada gesto, en cada palabra, la ordenación sacerdotal del P. Julián Tarabini, CR, se erigió como un monumento vivo de fe, esperanza y amor. Que su ministerio florezca como un jardín de bendiciones, irrigado por las aguas vivificantes del Espíritu Santo, y que su vida sea un testimonio radiante del poder transformador del Evangelio. ¡Para alabanza y gloria de Su Santo Nombre, ahora y por los siglos de los siglos! Amén.


Fotos: Maria Langarica